Con unidad, Antioquia trabaja hoy en la construcción de su visión común de progreso para el sector agropecuario
Medellín, 19 de mayo de 2022
- Antioquia necesita para 2040 un sistema agroalimentario fortalecido y mejores condiciones para que el productor se quede en el campo.
- Con la Agenda 2040 se pretende lograr que la tecnología sea una herramienta principal y accesible para quienes quiera vivir en el campo.
Este jueves, en desarrollo de los Talleres Sectoriales de la Agenda Antioquia 2040, tuvo lugar el panel “El futuro de la Antioquia Rural y Campesina”, en el cual participaron cerca de cien representantes de las cadenas productivas, productores, gremios, la academia y la institucionalidad.
En este espacio de encuentro participaron activamente con sus propuestas, representantes de las universidades (Sena, Universidad Nacional, UdeA, Eafit), asociaciones de productores, Unidades Municipales de Asistencia Técnica Agropecuaria, Agrosavia, empresarios, Fenalco, Fundación Bancolombia, Asoplazas, Acopi, Plazas Mayorista y Minoristas, y entidades gubernamentales, entre otros.
En su intervención, el secretario de Agricultura y Desarrollo Rural, Rodolfo Correa Vargas, exaltó la trascendencia de esta hoja de ruta para los próximos 20 años y la importancia de invitar a la sociedad a construir un proyecto colectivo de departamento. En esa labor se recorrieron todas las subregiones para conocer de primera mano las impresiones y expectativas de los productores, sobre el sueño de la Antioquia rural y campesina, es decir, el cimiento de un “sueño de futuro compartido, construido entre todos”, dijo el funcionario.
En la base de datos de la entidad departamental hay registrados 66.000 productores que generan cerca de 325.000 puestos de trabajo en el campo, lo cual significa que sólo el 0,1% de la población antioqueña está dedicada a la producción de alimentos. “Pero lo más delicado es que estos productores tienen actualmente una edad promedio de 57 años, lo que indica que en los próximos 10 años disminuirá drásticamente esta población”, añadió el funcionario.
Este es el resultado del conflicto armado “sustancialmente rural”. Según Correa Vargas, en estos últimos 70 años “hemos pasado de tener un campo productivo a tener un campo de guerra, y las víctimas, en su mayoría son campesinos. Además, de que la falta de oportunidades y la violencia han generado desplazamiento de la población rural hacia los centro urbanos, tampoco ha habido una integración generacional, lo que significa que en 10 años no habrá quien siembre en el campo”.
Según el diagnóstico de la Secretaría, hay otros indicadores que son graves: el 57% del campesinado tiene educación primaria, el 16% no tiene ningún nivel educativo, 1.5% son profesionales y 1% tiene formación de postgrado.
De otro lado, el coeficiente GINI que mide la inequidad en la distribución de la propiedad de la tierra y cuyo máximo nivel de inequidad es 1, indica que en Antioquia esta calificación es de 0.8, es decir que “ya estamos al borde de la absoluta inequidad en la distribución de la Tierra”. Agregó el titular de la dependencia departamental que también es delicada la profunda y grave crisis de soberanía alimentaria.
Ante este panorama, los asistentes al taller acordaron avanzar en asociatividad, en involucrar a los jóvenes en el tema educativo y empresarial para que se quieran quedar en el campo y “se pueda seguir produciendo de manera óptima en Antioquia”.